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Historia de la Biblioteca de Boedo: El Lugar Donde Jorge Luis Borges Escribió Su Obra Cumbre

Historia de la Biblioteca de Boedo: El Lugar Donde Jorge Luis Borges Escribió Su Obra Cumbre

Jorge Luis Borges: La historia detrás de la biblioteca de Boedo donde escribió su obra cumbre

Trabajó en la Biblioteca Miguel Cané; estuvo allí nueve años, entre ficheros y lecturas, y tramó uno de sus libros más leídos: “Ficciones”.

24 de agosto de 2025
06:02
Tiempo de lectura: 6 minutos

María Pugliese

Jorge Luis Borges trabajó en una biblioteca de Boedo. Paul Auster estaba maravillado en la planta alta de Carlos Calvo al 4319, pero sus ojos no estaban puestos en las cúpulas que decoran el cielo de Buenos Aires: él veía hacia abajo. La cámara de su teléfono apuntaba al mismo lugar y, cuando levantó la mirada, la acompañaba una sonrisa propia de un niño que inesperadamente conocía a su superhéroe favorito. Entonces dijo: “Borges caminó en este piso”.

La anécdota la relata Osvaldo Ponce, que está a cargo de la Biblioteca Miguel Cané, donde Jorge Luis Borges trabajó entre 1937 y 1946. Auster es uno de los varios escritores extranjeros que alguna vez visitaron el edificio que está próximo a cumplir 90 años. Osvaldo se lamenta porque el cuentista, dice, no fue profeta en su tierra: “Siempre fue más querido afuera que en la Argentina”.

Borges entró en la biblioteca del barrio de Boedo como hemerotecario. Debía guardar y conservar las publicaciones periódicas como diarios y revistas que eran frecuentemente consultadas por estudiantes, periodistas e investigadores. Era un espacio que funcionaba en el edificio contiguo, donde hoy hay una hamburguesería.

Jorge Luis Borges trabajó en la Biblioteca Municipal Miguel Cané entre 1937 y 1946. Osvaldo cuenta que la familia Borges, adinerada durante la infancia del escritor, había perdido gran parte de sus ahorros en un viaje a Europa, cuando el padre se jubiló como profesor, incapacitado por la ceguera, para someterse a un tratamiento especial. Apremiado por su situación económica, tomó el empleo en la biblioteca.

Borges y la Enciclopedia Británica
Allí consiguió algunos pequeños ascensos y pidió la incorporación de la Enciclopedia Británica al catálogo, una colección de varios tomos que todavía se conserva en la biblioteca. Esos y más libros leyó en sus diarios viajes en tranvía, que lo llevaban desde Boedo hasta su domicilio en Palermo.

Osvaldo admite cierto fanatismo por Borges. Siguió el rastro de su escritor favorito hasta la biblioteca. Estudió bibliotecología e ingresó a la Miguel Cané en un puesto de seguridad para luego escalar hasta el cargo más alto.

La pequeña habitación donde se refugiaba Borges era un cuarto de no más de cinco metros cuadrados con dos sillas y un escritorio, probablemente el escondite donde Borges ideó los relatos que nutren las hojas de Ficciones. Desde 2018, la planta baja enseña pequeñas pistas del Espacio Borges, que está en la planta alta.

En el primer piso hay salas que homenajean al Borges escritor, al Borges lector y al Borges traductor. Una infografía que recorre los hitos de la vida del cuentista ocupa una pared entera. Al fondo, al costado de la escalera que lleva a la terraza, está el cuarto donde presuntamente puso en palabras el misterio de Uqbar, aquel artículo perdido en la reimpresión de la Enciclopedia Británica que había pedido para la biblioteca.

Este domingo se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Jorge Luis Borges. Y como todos los años, la Ciudad lo homenajea con distintas actividades en el marco de la Semana del Lector. En la Biblioteca Miguel Cané se realizó un taller de lectura para aproximar lectores a El Aleph y una visita guiada por el Espacio Borges.

La biblioteca cuenta hoy con un catálogo de más de 10.000 libros. Uno de cada tres de la sala de literatura infantil. “Buenos Aires es y respira arte, libros y cultura”, sostuvo el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, al anunciar el plan de la Ciudad para recuperar y poner en valor el patrimonio cultural porteño.

El paso de Borges en la Biblioteca Miguel Cané no fue tan alegre. En febrero de 1938 estaba ahí cuando se enteró de la muerte de su padre. “Fueron nueve años de profunda infelicidad”, narró en su autobiografía, donde plasmó también su molestia por sus compañeros interesados en “las carreras de caballos, los partidos de fútbol y los chistes obscenos”.

Pese a ser ya un escritor reconocido -tenía 10 libros publicados cuando empezó a trabajar allí-, pasaba desapercibido, salvo cuando realizaba las fichas de los ejemplares mucho más rápido que sus colegas y ellos le pedían que bajara el ritmo para no quedar expuestos.

Con la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia, el escritor, acechado por la ceguera que había heredado de su padre, fue “ascendido a inspector de aves de corral”, según esgrimió. De ese cargo no quedó registro, pero Osvaldo, que suele indagar en los textos que publican distintos historiadores sobre la vida y obra del cuentista, apunta que es probable que Borges haya sido invitado a renunciar a su cargo en la biblioteca.

Hoy, cuando un joven lector pregunta en la Biblioteca Miguel Cané por el mejor libro para empezar a leer a Borges, él les da un ejemplar de El Aleph o El libro de arena. Y siempre vuelven a buscar uno más.