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Pueblo de un Kilómetro Cuadrado Construido en un Acantilado: Un Destino Único para Visitar

Pueblo de un Kilómetro Cuadrado Construido en un Acantilado: Un Destino Único para Visitar

Este pueblo tiene un kilómetro cuadrado y fue construido en un acantilado

Castellfollit de la Roca, una maravilla geográfica en España, se extiende sobre un estrecho acantilado volcánico, en plena Garrotxa. Su insólita ubicación y su belleza natural atraen a visitantes de diversas partes del mundo.

Desde abajo, parece imposible que las casas puedan sostenerse allí arriba. Una fila de construcciones de piedra se asoma al vacío desde lo alto de un acantilado de 50 metros de altura, como si hubieran sido puestas con cuidado sobre el filo de un cuchillo. Castellfollit de la Roca, un pequeño pueblo catalán, está construido sobre una estrecha pared de roca volcánica que domina el paisaje del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, en la provincia de Girona.

Las casas se alinean sobre el borde del acantilado basáltico, a unos 50 metros de altura sobre el valle. Castellfollit de la Roca tiene poco más de 900 habitantes y una superficie de menos de un kilómetro cuadrado, lo que lo convierte en uno de los términos municipales más pequeños de toda España. Es, además, el más pequeño de la provincia de Girona y el segundo más pequeño de Cataluña.

El casco antiguo conserva su trazado medieval, con calles estrechas y casas construidas con piedras volcánicas de la zona. Muchas viviendas se asoman directamente al vacío, con vistas abiertas a los valles del Fluvià y del Toronell, los dos ríos que fluyen a los pies del acantilado.

Uno de los edificios más representativos del pueblo es la iglesia de San Salvador, ubicada en el extremo del risco. Su existencia está documentada desde el siglo XIII. El edificio actual, de estilo renacentista tardío, fue modificado varias veces a lo largo del tiempo. El interior de la iglesia de San Salvador funciona actualmente como centro cultural y espacio de exposiciones.

Su campanario de base cuadrada, aberturas a los cuatro lados y una cúpula decorada con pequeñas pilastras, son parte de su encanto. En su estructura se conservan elementos del pasado, como una ventana románica y bloques de basalto reutilizados. Hoy, el interior de la iglesia se utiliza para exposiciones temporales y actividades abiertas al público.

Más allá de su atractivo visual, Castellfollit de la Roca tiene interés desde el punto de vista urbano e inmobiliario. Aunque el espacio es limitado y las regulaciones son estrictas por estar dentro de una zona natural protegida, el pueblo atrae a quienes buscan tranquilidad, paisaje y un fuerte sentido de identidad local. La arquitectura, el entorno volcánico y la historia del lugar le dan un carácter único en la región.

El sendero central conecta el casco antiguo con el resto del pueblo y permite apreciar las casas construidas con piedra volcánica. El camino principal atraviesa el núcleo histórico, flanqueado por viviendas que conservan el trazado medieval.

El pueblo cuenta con servicios básicos, como comercios, bares y caminos señalizados para quienes desean hacer senderismo o explorar el entorno natural. También hay un museo dedicado a la piedra, que explica cómo se ha utilizado el basalto a lo largo del tiempo en la construcción local.

Castellfollit de la Roca muestra cómo el entorno natural puede influir en la forma de un pueblo y en su modo de vida. Su ubicación, su historia y su estructura urbana lo convierten en un caso particular dentro del paisaje catalán.

Fuente: LA NACION